lunes, 9 de febrero de 2009

Tormentas tradicionalistas II

Durante toda la semana pasada continuaron las tormentas provocadas por las declaraciones del obispo de la Sociedad de San Pío X (SSPX), Richard Williamson. Continuaron incluso después de que la Secretaría de Estado de la Santa Sede diera a conocer el comunicado en el que habla de la necesidad de que Williamson esclarezca de manera definitiva cuál es su posición en torno a si ocurrió o no el holocausto, es decir, el asesinato de aproximadamente seis millones de personas, no sólo judíos, sino gitanos y cualquier otra persona que calificara como “inferior” en las delirantes categorías raciales del III Reich.

Lejos de ello, el señor Williamson decidió refugiarse en el recurso, más bien falaz de “no recordar” y de pedirle a quienes trataban de entrevistarlo “tiempo para estudiar” lo que ocurrió en Europa entre 1936 y 1945. Así, lo que quedó claro, es que uno de los cuatro obispos que Marcel Lefebvre y Antonio de Castro Mayer ordenaron de manera cismática en 1988, evitó la discusión de fondo de las declaraciones en las que negó que el holocausto, la así llamada Shoah, hubiera ocurrido.

El silencio de Williamson, sin embargo, sólo sirvió para atizar más el fuego de las declaraciones de distintos obispos, académicos y laicos católicos, así como el interés de diferentes medios de comunicación europeos indignados, todos ellos, por los alcances del negacionismo de Williamson.

En esta ocasión en Atrio de IMDOSOC se consideran algunas de las reacciones que han ocurrido en torno a este hecho que, no en balde, es causa de oprobio y preocupación por las implicaciones que podría tener para el futuro de la Iglesia católica en Europa y en el resto del mundo.

El Alemania, uno de los epicentros de las reacciones a lo dicho por Williamson, las declaraciones emitidas el miércoles cuatro de febrero por la Secretaría de Estado sirvieron para evitar que se volvieran a pedir aclaraciones del gobierno de ese país a Benedicto XVI quien, para bien o para mal, como Joseph Ratzinger, conservó la ciudadanía alemana, lo que lo hacía sujeto de las muy severas leyes que sobre el nacionalsocialismo y el negacionismo existen en ese país.

A pesar de ello, uno de los más influyentes medios de comunicación alemanes, Der Spiegel dedicó severas notas y críticas a Benedicto XVI a quien incluso le insinuó la necesidad de renunciar pues, a juicio de los editores de Der Spiegel, se encuentra alienado de la realidad que ocurre fuera de los muros de El Vaticano.

Der Spiegel fue capaz, además, de conseguir una entrevista por escrito por Williamson desde el seminario que dirige en Argentina. Es en esta entrevista, que distintos medios europeos reprodujeron traducida en sus respectivos idiomas, en la que Williamson habla de la necesidad de revisar las pruebas históricas de la existencia de las cámaras de gas y del holocausto en general.

No sólo eso, Der Spiegel incluyó, en sus ediciones en alemán e inglés de este fin de semana, una serie de declaraciones de distintos obispos y expertos en derecho canónico de universidades germanas que, en términos generales, insisten en la necesidad de excluir a Williamson de cualquier función pastoral.

Por ejemplo, Peter Krämer, profesor de derecho canónico en la Universidad de Tréveris (Trier), reconoce que el tema del negacionismo no corresponde al ámbito de la fe católica como tal, pero señala que “la Iglesia tiene la obligación de intervenir cuando se trata de las posiciones en torno a temas éticos o de problemas sociales, si es que se ha lastimado a personas. Este es el caso—consideró Krämer—de quienes niegan que el holocausto haya ocurrido.”

Algo similar expresó Mónica Herghelegiu, profesora de derecho canónico en la Universidad de Tubinga, quien pidió—además—que se expidiera una nueva excomunión contra Williamson, aunque ella consideró que la razón para ello debían ser sus posiciones en torno al Concilio Vaticano II.

En Francia, una nación con un pasado nazi y racista mucho menos obvio que el de Alemania pero igualmente presente, como lo acredita el peso electoral del Frente Nacional de Jean Marie LePen en algunas de las más recientes elecciones generales celebradas en ese país, las reacciones de los obispos, los laicos católicos y los medios de comunicación fueron igualmente importantes.

Durante el fin de semana, Le Monde, un diario que por lo regular ignora las noticias que tienen que ver con la religión y especialmente con la Iglesia católica, publicó la versión francesa de la entrevista de Williamson con Der Spiegel, así como una serie de materiales en los que daba cuenta de las reacciones en el seno del catolicismo francés a lo dicho por el obispo tradicionalista.

Una de las reacciones más notables es la que encabezó el semanario católico La Vie, que publicó en su más reciente edición un desplegado firmado por intelectuales católicos franceses preocupados por el alcance de la reincorporación de Williamson a la Iglesia y, sobre todo, por la posibilidad de que se le asigne alguna responsabilidad pastoral.

Para los intelectuales católicos, entre quienes destacan antiguos miembros del Consejo Pontificio para los Laicos como Catherine Soublin, además de una pléyade de profesores de distintas universidades de Francia y otros países del mundo, el problema principal de la manera en que se reintegró a la comunión a Williamson y a sus colegas de la SSPX, es que generó confusión y ambigüedad acerca de la posición de la Iglesia en torno al holocausto y en lo que hace a las relaciones de la Iglesia con las comunidades judías del mundo.

En este sentido, el desplegado en La Vie rechaza el que se abran las puertas de la Iglesia a los negacionistas, considera inaceptable esto en la medida que, a lo largo de medio siglo, “desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI, la Iglesia ha tomado importantes medidas para arrepentirse por su vinculación con el antijudaísmo,” pues al actuar así la Iglesia “se encontró con sus raíces: Jesús, María y los discípulos—señala—fueron judíos.”

Agregan, que consideran lo dicho por Williamson como “un ataque personal a nuestra fe cristiana,” y estiman que “no puede tener un lugar en la Iglesia, sin un sincero y explícito arrepentimiento de sus posiciones.” Algo similar, por cierto, a lo que han pedido los obispos alemanes y austriacos en fechas recientes.

Finalmente, piden a Benedicto XVI que “condene claramente” lo dicho por Williamson pues esa será “la única manera para reparar el daño que esta situación ha generado a la Iglesia misma.”

En este mismo contexto, el sitio de Internet de la conferencia de obispos de Francia publicó declaraciones sobre este tema de 21 obispos franceses en lo individual (incluidos los cardenales André Vingt-Trois de París y Philippe Barbarin de Lyon), así como una declaración conjunta de los obispos de la provincia eclesiástica de Besançon.

En particular, el cardenal Vingt-Trois señala en sus declaraciones que lo dicho por Williamson es “moralmente inaceptable y escandaloso.” De igual modo, Vignt-Trois insiste en la necesidad de distinguir la decisión del Papa Benedicto XVI de levantar la excomunión de las posiciones de Williamson y de cualquier negacionista, al tiempo que llama a los miembros de la SSPX a demostrar qué tanto están dispuestos a hacer realidad su compromiso de “mantenerse católicos” y de “aceptar el primado de Pedro y sus prerrogativas.”

Actualización del 11 de febrero

Este martes 10, distintos medios de comunicación informaron sobre la súbita renuncia de Williamson a la rectoría del seminario Santo Tomás de Aquino en La Reja, provincia de Buenos Aires, Argentina. Las informaciones que se publican tanto en la prensa argentina como europea y de Estados Unidos son muy escasas y no queda claro desde cuándo se habría tomado esta decisión.

La bitácora del propio Williamson (aquí, en inglés) no dice cosa alguna sobre su renuncia o destitución (no se sabe qué fue), pero tiene vínculos indirectos con sitios en los que los miembros y simpatizantes de la SSPX no dudan en expresar su insatisfacción tanto con la salida de Williamson de La Reja, como--de manera más general--con la posición de la Iglesia.

Como es frecuente entre los grupos radicales, en estas organizaciones, hay una rápida interpretación de todo lo que ocurre a su alrededor en términos de una conspiración. Los primeros en ser señalados fueron los periodistas de la TV sueca que entrevistaron a Williamson (como si ellos le hubieran obligado a decir lo que dijo). En segundo lugar está la TV sueca misma que, a decir de los miembros y simpatizantes de la SSPX tenía la intención de "cazar" a
Williamson (de nuevo, como si ellos le hubieran obligado a decir lo que dijo).

No sólo eso, hay--como era de esperarse--reclamos de distinta intensidad entre los propios miembros de la SSPX. Por ejemplo, en el sitio en inglés True Restoration II (La verdadera restauración II), hay un material en el que el obispo Bernard Tissier de Mallerais de la propia SSPX elogia el libro Letters from Winona (Cartas desde Winona), que compila materiales dados a conocer previamente por Richard Williamson como rector del seminario de Winona de la SSPX.

En la misma página se comenta el texto de David Allen White sobre la vida de Lefebvre seguido de una larga comunicación del autor de True Restoration II sobre "El verdadero holocausto," en el que--una vez más--se minimiza la ignorancia tramposa de Williamson y quienes, como él, insisten en subestimar los alcances de las atrocidades cometidas por el régimen nacionalsocialista de Alemania entre 1936 y 1945.

El argumento central es tan viejo como el enojo de la SSPX con la Iglesia: insisten en no saber qué fue lo que en realidad ocurrió en Buchewald, Dachau, Auschwitz y otros campos de concentración, como si no bastaran los testimonios de los sobrevivientes y las muy abundantes pruebas que existen sobre lo ocurrido ahí y en otros lugares. Como sea, el autor de True Restoration II, un laico estadunidense llamado Stephen Heiner, se cuida de no negar abiertamente lo que ocurrió en esos campos de la muerte, pero cierra su apología de Williamson refiriéndose a una conversación que tuvo con Tissier de Mallerais en la que el director del seminario de Econne dice, textualmente:

I will say, one day the Church should erase this Council. She will not speak of it anymore. She must forget it. The Church will be wise if she forgets this council.

Que, según mi traducción, significa:

Yo diría, un día la Iglesia debe eliminar este Concilio. No hablará ya de él más. La Iglesia debe olvidarse de él. La Iglesia sería sabia si se olvida de este Concilio.

Lo que es un hecho, más allá de la intransigencia de personajes como Williamson y Tissier de Mallerais es que, a pesar de los problemas que se han generado, en los hechos este episodio ha servido para forzar a que la SSPX defina con mayor claridad los términos de su relación con la Iglesia y, de manera más general, ha servido para aislar a personajes como Williamson.

Las opiniones vertidas en Atrio son de la exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan ni buscan reflejar los puntos de vista del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, sus socios y directivos, ni de las instituciones vinculadas con el IMDOSOC.

No hay comentarios: